Samantha
- Huellas Crematorio de Mascotas
- 24 jun 2019
- 3 Min. de lectura
(17/05/2008 24/05/2019)
Escribir de ti no es fácil, menos si va solo un mes desde tu partida, esa partida que nunca debió ser……que nunca quise que llegara.
Te amo y te extraño tanto, es tan grande el dolor que hoy siento, un dolor que desgarra mi pecho e invade mis días de la más profunda tristeza, ¿cómo se consigue vivir sin ti?, sin saber que estás aquí debajo de mis pies durmiendo y esperando que me mueva para moverte junto a mí, como se consigue vivir si ya no estás para dormir juntas abrazadas respirando el mismo aire y roncando al mismo tiempo esperando que me estornudes encima para despertarme. Llego al que fue nuestro hogar sabiendo que ya no estás para recibirme con tu colita agitada de tanta felicidad, que hago ahora si ya no tengo tus besos lengüeteados sabor a pollo, que hago si no tengo esa mirada noble y transparente que decía todo sin decir palabra alguna, que toco si ya no están tus orejitas largas para acariciar y que huelo si ya no está tu olor, tu maravilloso olor a amor.
Es duro pasar esta pena y no estés tu aquí para consolarme y entregarme fuerza y compañía, la que nunca me faltó mientras estuviste aquí, que hace una familia entera sin ti…esa familia que te amo como nunca pensó hacerlo, esa familia alocada que solo vivía y que renació y se unió desde que tu llegaste para no separarse más, esa familia que se convirtió en tu familia y que hoy te llora como hija, nieta, sobrina y hermana.
Pasan los días y aún no logro quitar tu comedero de la cocina, ni guardar ni uno de tus juguetes donde los dejaste la última vez que jugaste con ellos, de la ropa no puedo sacar ni uno de tus pelos, esos pelos que me dejabas encima para que nunca me olvidará de que estabas esperándome en casa y del auto no logro sacar tu cinturón de seguridad a la espera de que lo vuelvas a utilizar en nuestros paseos en donde al principio éramos dos y luego éramos tres, pero siempre juntas.
Gracias mi vida por darme tanto sin esperar nada a cambio, gracias por darme tanta felicidad y alegrías tan solo con existir, gracias por tu compañía infinita y esperar junto a mí a quien hoy debo cuidar, tu hermana. Gracias por cada carcajada que me entregaste con cada una de tus travesuras, gracias por ser mi compañera de vida, gracias mi esponjita por absorber cada una de mis penas, gracias por verme cuando me escondía de todo el mundo, gracias por enseñarme a amar incondicionalmente, gracias por hacer de mí una persona mejor, gracias por darme tu perdón cada vez que me equivoqué contigo, gracias por ser mi maestra, gracias por hacer de mi mundo un lugar mejor, gracias y mil gracias por haberme dado el privilegio de compartir toda tu vida conmigo.
Fueron sin lugar a dudas los mejores 11 años de mi vida los que pasé contigo, 11 años en los que conocí de la bondad, la nobleza y lo bueno que tiene este mundo, fuiste y siempre serás parte de mí y seguirás habitando en mi corazón como siempre lo fue y aunque un universo entero hoy nos separa, de lo que estoy segura es que un día volveremos a juntarnos en otra vida o en otro plano y estaremos como te lo prometí en vida “siempre juntas”.
No quiero terminar esta carta sin decirte nuevamente que TE AMO, y que el mundo sin ti ya no es tan bueno, es más silencioso, más triste y más vacío. Sé que no es justo acordarme de un ser tan maravilloso como tú con tristeza, pero en este momento se me hace difícil no hacerlo y eso es porque aún no he terminado de aceptar que te fuiste.
Hasta pronto hija y descansa…..descansa en paz mi Sam, te amaré por siempre desde este lado del universo hasta que nos volvamos a encontrar.
Te ama, mamá!
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